Noticias

Securitización de las migraciones: ¿Seguridad nacional o negocio?

La Tercera Ley de Newton es categórica: Por cada acción existirá una reacción con la misma fuerza y proporcionalmente opuesta. Así sucede en todos los fenómenos humanos, incluida la política. De cada acción se espera una reacción igual. Hoy en día, el problema es que existen instancias hegemónicas que, al no poder ejecutar acciones que favorezcan sus intereses particulares, por impopulares, antidemocráticas o contrarias al derecho, en consecuencia diseñan “acciones” que justificarán eventuales “reacciones”, las cuales entonces serán aceptadas socialmente como necesarias, esperadas y urgentes.

En el mundo de la geopolítica y de las relaciones internacionales ocurre lo mismo. En los últimos años, Estados dominados por gobiernos de corte neoliberal y nacionalista buscan responder enérgicamente a situaciones que precisamente fueron construidas discursivamente, tanto por ellos mismos como por sus aliados estratégicos, en medios de comunicación y otros espacios de interacción política, como foros internacionales y organismos multilaterales. Una de esas situaciones “creadas”, cuyo propósito oculto es justificar políticas y medidas radicales, es la consideración de la migración masiva como una amenaza a la seguridad nacional de los países receptores. Y la solución propuesta por parte de los Estados es la denominada securitización de la migración.

La representación social de los migrantes como amenaza a la seguridad nacional es resultado directo del proceso de criminalización del cual son objeto. Se trata de una construcción discursiva promovida por aquellos Estados que buscan restringir el ingreso de movilizados de otros países y justificar la enorme cantidad de recursos financieros que se destinan anualmente para diseñar y ejecutar políticas que, ante la opinión pública nacional y mundial, son necesarias para proteger a dichas naciones ante el peligro que representa la migración.

En el libro Pensar las migraciones contemporáneas, coordinado por las investigadoras Cecilia Jiménez Zunino y Verónica Trpin (Teseo, 2021), en el artículo Securitización de las migraciones, firmado por Andrés Pereira y Eduardo Domenech, se establece que el término securitización de las migraciones es una categoría producida “en el marco del proceso de producción política de la migración como asunto de seguridad a nivel internacional y en un contexto de endurecimiento de los controles migratorios y fronterizos en la zona del Atlántico Norte, tanto en los Estados Unidos y Canadá como en la Unión Europea”.

Los autores advierten que, en América Latina, la aplicación de la securitización de la migración varía de acuerdo a la naturaleza de las políticas migratorias y las formas que ha adoptado la desigualdad y violencia contra los migrantes en cada país o región. “En términos generales, en México y Centroamérica, ha sido utilizada para dar cuenta de la externalización de la política de control fronterizo de los Estados Unidos y de las experiencias de desaparición, secuestro y muerte de migrantes en su itinerario hacia el Norte”.

Pereira y Domenech recalcan que, con algunas excepciones, el uso de la categoría está asociado a los cambios en las políticas migratorias nacionales, especialmente a partir del llamado “giro a la derecha” en la región, con lo cual prevalece un uso genérico del término para denotar esquemas de regulación de la migración asociados a la “seguridad nacional” y vinculados con procesos y prácticas de criminalización de la migración.

Esto recalca la lógica impuesta de acción-reacción para justificar políticas cada vez más duras en materia de seguridad y vigilancia en las fronteras. Es decir, los migrantes son criminalizados (en algunos casos también los grupos de solidaridad que los asisten), por tanto se convierten en una amenaza a la seguridad nacional y, en consecuencia, se justifican las medidas.

Dichas medidas van desde el impulso de una legislación que sirva de marco jurídico para el diseño y ejecución de políticas públicas en materia migratoria, hasta la asignación de recursos financieros que posibiliten los gastos que acarrean la creación de instituciones pública y privadas, la adquisición de equipos de vigilancia, la contratación de personal y la ejecución de prácticas u operaciones como detección, captura y deportación de migrantes. Estas últimas las más criticadas porque, en la mayoría de los casos registrados, limitan o transgreden los derechos humanos de los migrantes.

Como se ha asomado, el caso más sonado y que sirve de ejemplo más palpable de lo que se entiende por securitización de las migraciones es lo que ocurre en la frontera sur de los Estados Unidos, punto de entrada de los intensos y permanente flujos migratorios que, de todas partes del mundo, intentan ingresar a la nación norteamericana.

Una fecha emblemática y que marcó un hito es el 11 de septiembre de 2001. El investigador Javier Treviño Rangel, en su artículo académico ¿De qué hablamos cuando hablamos de la «securitización» de la migración internacional en México?: Una crítica, indica que a pesar de que ya existía dicha práctica, el 9/11 (como los estadounidenses identifican el suceso) justificó ante la opinión pública la facultad de las autoridades “para detener a personas migrantes que no pueden acreditar su estancia legal en el país o para impulsar centros donde se priva de la libertad a migrantes”.

Para los autores, este hecho también inició, como ningún otro, la creencia de que la migración internacional indocumentada es una amenaza para la seguridad nacional y sirvió para que no sólo los EEUU sino también otros Estados –Canadá, por ejemplo- endurecieran radicalmente sus políticas frente a la migración internacional.

De hecho, producto del 9/11, en EEUU se crearon instituciones que hoy en día son los grandes ejecutores de las políticas migratorias más duras en la frontera sur y donde se concentran la mayor cantidad de recursos financieros.

Un presupuesto exponencial

Según un reporte de la agencia de noticias EFE, en 2003 fue creado el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), el cual actualmente controla y administra un presupuesto de 381.000 millones de dólares, a través de las agencias de vigilancia de fronteras y el manejo de la inmigración.

Un informe divulgado en 2020 por la organización American Immigration Council indica que la ejecución de las leyes de inmigración está a cargo de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) y del “temido” Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), ambas agencias dependen del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y cuya función principal es la detención y deportación de inmigrantes indocumentados.

Según el informe reportado por EFE, el ICE y la CBP emplean actualmente más de 84.000 funcionarios, de los cuales más de 50.000 (55.5%) cumplen tareas específicamente policiales.

Los presupuestos de ambas dependencias han experimentado un crecimiento exponencial desde su creación. Por ejemplo, desde el año 1993, según el informe, “cuando la actual estrategia de vigilancia y control fronterizo se inició a lo largo del límite de México con Estados Unidos, el presupuesto anual de la Patrulla Fronteriza, que es ahora parte de la CBP, aumentó más de 10 veces, al pasar de 363 millones de dólares a casi 4.900 millones de dólares”.

También el gasto previsto para el ICE, entre 2003 y 2020, aumentó de 3.300 millones de dólares anuales a 8.400 millones de dólares. Según el American Immigration Council, los fondos fueron destinados fundamentalmente para “aumentar la capacidad de la agencia para confinar inmigrantes detenidos en sitios en todo el país”.

La importancia de la securitización de la migración en EEUU se refleja no sólo en los fondos destinados al levantamiento de cercas y vallas, tecnología de vigilancia, vehículos aéreos no tripulados (drones) y la construcción de edificios para detenidos, sino también en el incremento de los agentes de la Patrulla Fronteriza, que pasaron de 4.139 a 19.648 en el período fiscal 2019, “aún por debajo de la autorización del Congreso para la contratación de 23.645 agentes”, señala EFE.

¿Continuidad de las políticas?

Seguridad e inversión Es posible que con la salida del republicano Donald Trump de la presidencia de los EEUU se creyera ingenuamente que las políticas de migración se iban flexibilizar, pero no fue así. A pesar de que en su primer día en la Casa Blanca el demócrata Joe Biden revocó el decreto emitido por su antecesor el 25 de enero de 2017 que, entre otros temas, criminalizaba la permanencia indocumentada de migrantes por considerar una amenaza a la seguridad pública y nacional, no obstante reiteró que la política de su administración se enfocaría en proteger la seguridad nacional y fronteriza.

Según un análisis hecho por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), titulado La Doctrina Biden en Centroamérica, las políticas migratorias son un claro ejemplo de la política permanente de los Estados Unidos de securitización de la migración para justificar no sólo políticas de seguridad nacional sino también, y sobre todo, la inversión económica.

“Se supone que Biden apostará por una política migratoria integral, pero que no necesariamente será menos securitizada. La Estrategia Integral para América Central tiene un presupuesto previsto de cuatro mil millones de dólares, obtenidos por fondos del Homeland Security (Departamento de Seguridad Nacional) e inversión del sector privado, así como mayor participación del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el desarrollo de infraestructura e IED en la región”, reza el análisis del Celag.

Es importante aclarar que IED son las siglas del término Inversión Extranjera Directa, es decir, la intervención económica que hace los EEUU en otros países y en las cuales detentan no sólo la potestad de escoger las empresas (casi siempre asociadas al gobierno de turno) sino también de mantener el control operativo y financiero de dichas inversiones. En otras palabras, la securitización de la migración tiene como trasfondo un interés económico, que es en lo que siempre coinciden demócratas y republicanos.

Por tal razón, Celag advierte en su análisis como el 2 de febrero de 2020, Biden ratificó, por medio de tres órdenes ejecutivas: 1) las medidas migratorias vinculadas a la reunificación familiar, 2) la creación de un marco regional integral para abordar las causas y mejorar la administración de los flujos migratorios desde América del Norte y Centroamérica, y 3) la posibilidad de proporcionar un procesamiento seguro y ordenado de los solicitantes de asilo de quienes migran por la frontera sur de EEUU, pero ese mismo día aclararon que esas acciones no significaban “que las fronteras estén abiertas” sino que eran “un paso más de la estrategia que pretende detener la migración forzada a través de la cooperación en la lucha contra la corrupción y la impunidad”. Vemos aquí cómo se sigue asociando la migración con el crimen, en este caso institucional o gubernamental.

A lo largo de la campaña electoral Biden se presentó como contrario a la gestión de Trump en materia migratoria. Sin embargo, fue Obama quien propuso la denominada Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica como una salida para la crisis humanitaria producto del incremento de la migración y Biden su principal articulador, reuniéndose intensamente con líderes y funcionarios de los países del Triángulo Norte para redactar y ejecutar las directrices de la Alianza, políticas que eran anunciadas como parte de un plan de seguridad regional pero que significaban también una inversión financiera importante en países de la región mesoamericana.

Es decir, la securitización de la migración en la región centroamericana seguirá presentándose como una reacción, urgente y necesaria, a la amenaza a la seguridad nacional que supone el éxodo masivo de movilizados, pero que en el fondo justifica una importante inversión económica, tanto en el extranjero como en territorio estadounidense, lo que se traduce en beneficios para quienes detentan el poder en la nación del sueño americano.

Por tal motivo, seguramente se mantendrá el discurso de criminalización de los migrantes para seguir legitimando una reacción “con la misma fuerza y proporcionalmente opuesta” en materia de seguridad, eso sí, con altísimas implicaciones financieras y económicas para el gobierno estadounidense de turno.

Migrantes venezolanos retornados de Ecuador: precariedad laboral y escasas condiciones de vida

El Observatorio Internacional de Migraciones y Derechos Humanos – ARGOS fijó su mirada en un grupo de 99 venezolanos repatriados en junio pasado desde Ecuador a través del programa del gobierno de Venezuela, denominado Vuelta a la Patria, y los resultados fueron plasmados en un informe que proporciona una aproximación cercana a las condiciones de vida de estas personas mientras permanecieron en la nación suramericana.

La metodología de la investigación se basó en la aplicación de un cuestionario de preguntas cerradas, sobre asuntos relacionados con el proceso migratorio personal, inclusión laboral, acceso a servicios y algunos datos personales básicos.

Para ello, se aplicó una muestra por conveniencia de 29 personas, que ingresaron por el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía en el marco del denominado “Plan Vuelta a la Patria”, un programa de repatriación que activó el Gobierno venezolano en agosto de 2018 con el propósito de facilitar el retorno a Venezuela de ciudadanos de esa nacionalidad, que se encontraban en condiciones de vulnerabilidad en el exterior.

El análisis de la información permitió conocer que las condiciones laborales y el acceso a servicios básicos para la vida cotidiana no estaban al alcance de la mayoría de estas personas. Por el contrario, “el cuadro general de esta muestra de personas retornadas desde Ecuador, señala los niveles de precariedad laboral y escasas condiciones de vida”.

De las 29 personas, 16 son mujeres y 13 hombres, lo que equivale a un 55% y 45%, respectivamente. La mayoría decidió migrar en 2018.

En el informe, se demostró que 41% de los entrevistados emigró por razones económicas; 45% por reunificación familiar y 24% afirmó haber migrado por otras razones. Estos resultados ponen en entredicho el tratamiento mediático con respecto a la atípica migración venezolana y la calificación de los migrantes venezolanos como “refugiados”.

La situación legal de las personas migrantes consultadas refleja que el 66% eran inmigrantes irregulares, el 28% estaban en condición regular; sólo una de ellas poseía la nacionalidad ecuatoriana.

Con respecto a la situación laboral, 54% aseguró trabajar por cuenta propia; 32 ejerció labores en el sector privado y 24% eran ayudantes no remunerados.

La muestra permitió, además, conocer que los recursos económicos para la manutención fueron insuficientes en el 61% de los casos; en otros, el 14%, imposible para su sostenimiento.

De igual manera, se conoció que 79% de esta población no tuvo acceso a los servicios de salud; el 76% no logró acceder a la vacunación contra la COVID-19. En cuanto a los sistemas educativos, 62% de estas personas asegura no haber tenido acceso.

El informe también evidenció que 59% de los migrantes consultados no recibió apoyo de ACNUR y la OIM; en tanto que 72% no recibió apoyo del gobierno local.

De los resultados se desprenden otros datos, que podrían servir para el diseño y ejecución de políticas públicas, que faciliten atender a los migrantes venezolanos retornados.

Para obtener las conclusiones y descargar el informe, ingrese al siguiente enlace:  https://www.argosob.org/es/report/migracion-venezolana-en-retorno/

Frontex y las violaciones a los derechos humanos de los migrantes

Introducción

En los últimos meses se han multiplicado las críticas hacia Frontex debido a sus responsabilidades y vinculaciones con violaciones a los derechos humanos de personas migrantes que se dirigen hacia la Unión Europea. Sin embargo, es posible que la gravedad del asunto no sea percibida por la opinión pública, ello a pesar de las denuncias de las organizaciones de la sociedad civil, e incluso de las agencias de Naciones Unidas.

Lamentablemente, es posible que la actuación de Frontex, lejos de ser una desviación de su mandato, responde claramente a la política de la Unión Europea, sobre todo en el contexto del auge de movimientos de extrema derecha con acceso a espacios de poder, así como con la consolidación de una visión islamofóbica derivada de la crisis de refugiados de 2015 y de los ataques terroristas perpetrados en suelo europeo durante los últimos años.

 En lo sucesivo, se hará una breve referencia a Frontex, así como al Tratado Schengen sobre el cual se sustenta. Luego, pasaremos a revisar brevemente la actuación de Frontex durante los últimos meses, de acuerdo con las denuncias que se han hecho públicas en prensa. Por último, daremos cuenta de la reacción de las instituciones europeas ante las críticas recibidas.

¿Qué es Frontex?

Es la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, que fue creada en el año 2004 y reformada recién en 2016, a fin de ampliar sus funciones a labores de vigilancia y rescate con personal propio. Está conformada por los distintos cuerpos de seguridad de las naciones miembros del Tratado Schengen con responsabilidades en el control fronterizo, además de personal y equipamiento propios. Entre sus labores está la recopilación y envío de información a los cuerpos de seguridad de países miembros, análisis de vulnerabilidades de las fronteras exteriores con un énfasis especial en los riesgos de terrorismo y delincuencia transfronteriza, entre otras [1].

A su vez, el Tratado Schengen es el instrumento jurídico que permite que muchos países europeos compartan procedimientos en cuanto al control de sus fronteras. Si bien el Tratado Schengen data de 1985, no fue sino hasta marzo de 1993 cuando entró en vigencia para el primer grupo de países, entre los cuales se contaban Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania, Francia, Italia y España [1].

En el texto de este tratado se establecen los conceptos de fronteras interiores y fronteras exteriores. Así tenemos que las fronteras interiores son aquellas que comparten dos países miembros del tratado, así como los aeropuertos y puertos, siempre que los puntos de origen y destino de los viajes estén dentro de territorios de los países miembros. Las fronteras exteriores se definen por corolario, de manera que estamos hablando de los límites entre países miembros y países no miembros [1].

De esta manera, se impone un cambio sustantivo en la concepción tradicional de las fronteras, lo cual tiene enormes consecuencias desde el punto de vista administrativo. A partir de entonces, los estados miembros del Tratado Schengen van a reorganizar el control y vigilancia de sus fronteras, así como todo lo relacionado con el otorgamiento de visas, con una codificación única, la generación de una lista de personas no admisibles, entre otros [1]. Asimismo, los países miembros dejaron de efectuar labores de vigilancia y control en sus fronteras comunes, mientras que concentraron personal y recursos en un mayor control de sus fronteras exteriores. De tal suerte que en lugar de dedicar esfuerzos al control de la frontera entre Francia y España, o entre Alemania y Países Bajos, lo que procedía era concentrar la atención en la cuenca mediterránea, en los Balcanes o en el este de Europa.

En principio, ni el Tratado Schengen ni Frontex tendrían que representar problema alguno en materia de derechos humanos, salvo por el hecho de que el control y la vigilancia de las fronteras exteriores se han basado exclusivamente en una concepción centrada en la seguridad, en la prevención del terrorismo y de la delincuencia transnacional, así como por una marcada visión racista y aporofóbica, mientras que han quedad relegadas las consideraciones sobre los derechos que la gente tiene a solicitar asilo o refugio, e incluso a un trato conforme a derecho.

Durante los últimos cinco años, y como consecuencia de la reforma, Frontex ha pasado de ser un mecanismo de coordinación entre cuerpos policiales a una fuerza de seguridad multinacional en sí misma, con identidad propia, lo cual no ha pasado desapercibido para quienes se han comprometido con la protección de los derechos humanos [2].

Un informe de la Fundación pro Causa informaba en junio que Frontex pasó de tener 50 empleados y 6 millones de euros en presupuesto en 2005 a convertirse en la agencia comunitaria descentralizada con más personal y con mayor presupuesto de la Unión Europea, con un total de 1.200 empleados y el manejo de 460 millones de euros. La Fundación se queja de que Frontex «parece haber adquirido vida propia, actuando sin transparencia ni control, asumiendo funciones ejecutivas de los Estados miembros y convirtiendo la securitización migratoria en una profecía autocumplida», y añade que la agencia se ha embarcado en el reclutamiento, despliegue y equipamiento (incluidas armas) de 10.000 guardias fronterizos [3].

¿Cuál es el problema con Frontex?

Frontex es el brazo ejecutor de la política migratoria de la UE, y es responsable de coordinar, promover o ejecutar acciones de fuerza, claramente ilegales, en contra de migrantes irregulares que tratan de ingresar a territorio europeo.

De Acuerdo con la red Abolición de Frontex, se estima que unas 45 mil personas han fallecido entre 1993 y 2021 debido, directa o indirectamente, a las acciones de esta agencia, así como de los cuerpos de seguridad asociados en cada país miembro [4], y que se pueden desglosar de la siguiente manera:

• Personas ahogadas en el mar Mediterráneo o en el Egeo debido a la combinación de factores como el uso de embarcaciones inadecuadas, la negativa a prestar apoyo o coordinar acciones de salvamento marítimo, por los obstáculos que sufren las organizaciones no gubernamentales de salvamento y a las devoluciones en caliente que se practican. Las estimaciones no consideran los así llamados hundimientos invisibles, sobre los que no se tienen noticias.

• Los suicidios que muchas personas cometen debido a las situaciones desesperadas en las que se ven envueltos como consecuencia de las devoluciones en condiciones de elevada vulnerabilidad y el internamiento en centros de detención.

• Personas muertas como consecuencia de disparos en las fronteras exteriores. Esta estimación no incluye aquellas personas que hubieran podido resultar muertas por disparos efectuados por la guardia costera de Libia, país que tiene acuerdos para el control migratorio con la Unión Europea, a cambio de dinero [5] [6].

En 2020, debido a la situación generada por la pandemia, cayó el número de solicitudes de asilo en países de la UE a niveles de 2013, antes de la crisis de refugiados derivada de la guerra en Siria. Sin embargo, se incrementó el flujo de migrantes a través de los Balcanes, debido a la gran cantidad de personas que permanecen retenidas allende las fronteras exteriores. Las enormes dificultades para el tránsito de estas personas migrantes, así como las penosas condiciones en las que sobreviven, no son sino las consecuencias de un férreo dispositivo de control instalado por países como Hungría y Croacia en sus respectivas fronteras con Serbia, entre otros casos, todos con el apoyo de Frontex [7].

La organización no gubernamental Save the Children denunció recientemente que la policía croata está involucrada en uso de la violencia contra menores migrantes, así como en el asesinato de al menos uno de ellos, en su tránsito hacia la Unión Europea, lo cual resulta particularmente grave [8].

Más grave aún son las denuncias de devoluciones por la fuerza que practican las autoridades fronterizas griegas en Evros, la frontera terrestre entre Turquía y Grecia. De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional, centenares de personas han sido devueltas brutalmente entre junio y diciembre de 2020. Se sabe que en esta zona hay una fuerte presencia de Frontex que apoya de alguna manera a las autoridades griegas [9].

Además, las autoridades griegas también están acusadas por el gobierno turco de impedir la llegada a sus costas de embarcaciones con migrantes, dejándolos a la deriva y en peligro de hundimiento. En ocasiones, la guardia costera griega ha inutilizado las embarcaciones para impedir su desplazamiento, dejando a las personas a su suerte [10].

Estas acciones contrarias a la ley han llamado la atención de organismos multilaterales. Recientemente, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, señaló que determinadas acciones estaban socavando la reputación europea, aludiendo a las devoluciones de migrantes practicadas de forma ilegal e indiscriminada en las fronteras exteriores de la Unión [11].

¿Qué está haciendo la UE en relación con Frontex?

Ahora bien, teniendo en cuenta toda esta situación, cabe interrogarse por los planes de la UE en relación con la migración. Lejos de tomar nota sobre las denuncias de violaciones a los derechos humanos de migrantes, y de adoptar las medidas para garantizar su protección, se han registrado determinadas restricciones en el desplazamiento de personas en las fronteras interiores, habida cuenta del incremento de personas solicitantes de asilo desde el 2015, lo cual compromete el funcionamiento económico de la Unión. Debido a esta situación, se prevé reforzar las fronteras exteriores a través de Frontex con un sistema digital de ingresos y salidas con tecnología de vanguardia, así como más cooperación entre las policías y agencias nacionales de seguridad, todo ello orientado a incrementar la confianza en cada país miembro de que los demás están garantizando la seguridad común ante amenazas como el terrorismo y la delincuencia transnacional [12].

La tecnología parece ser el cambio más relevante que se experimentará con relación a las fronteras exteriores en los próximos años. Actualmente, en la frontera entre Grecia y Turquía, así como en países como Letonia y Hungría, se está ensayando con una red de seguridad compuesta por cámaras de largo alcance y visión nocturna, así como diferentes sensores cuya información será analizada a través de la inteligencia artificial para detectar movimiento de personas en tierra, o embarcaciones en el mar. Asimismo, se han estado probando detectores de mentiras con inteligencia artificial, sistemas automatizados de entrevistas de fronteras, integración de imágenes satelitales con imágenes tomadas por drones en tierra, en el aire y bajo el mar, así como lectores biométricos que registran el patrón de las venas en las manos de las personas para su correcta identificación. Se trata de un conjunto de proyectos para el cual la UE ha invertido más de 3.000 millones de euros en investigación en tecnologías de seguridad que harán cada vez más difícil que las personas que buscan asilo puedan llegar a un lugar seguro [13].

Por el lado de las noticias positivas para los migrantes. La Comisión Europea lanzó un programa denominado “Asociaciones para el Talento”, a través del cual se busca enfrentar la escasez de mano de obra calificada para impulsar la innovación [13]. Lamentablemente, de quienes hemos estado hablando es precisamente de los migrantes pobres y con baja calificación, víctimas de violaciones de derechos humanos por parte de Frontex, y que probablemente seguirán recibiendo el mismo trato que hasta la fecha.

Nota final

El futuro de la actuación de Frontex no mueve al optimismo. No hay indicios de que la UE esté revisando en profundidad las denuncias que recaen sobre Frontex en relación con la violación de derechos humanos de migrantes. Por el contrario, se anuncia un refuerzo de las capacidades de la agencia para impedir de manera efectiva la migración irregular, así como la práctica imposibilidad de solicitar asilo en la UE.

Una mayor sofisticación tecnológica para la detección de migrantes irregulares no impedirá que sigan intentando llegar a territorio europeo, pero seguramente las maneras de acceder sean mucho más costosas, y sobre todo mucho más peligrosas para la integridad personal y la vida de las personas, incluidas mujeres y menores de 18 años.

De manera que, lamentablemente, seguiremos viendo las consecuencias de una política centrada en la seguridad al interior de las fronteras, así como en la deshumanización de los migrantes y refugiados de África y Asia. Debido a esta situación, desde Argos abogamos por un cambio profundo en la política migratoria de la Unión Europea, y nos sumamos a la campaña promovida por la Red Abolición de Frontex, al igual que otras muchas organizaciones solidarias con migrantes y refugiados en el mundo.

Referencias

[1] http://www.interior.gob.es/web/servicios-al-ciudadano/ normativa/acuerdos-y-convenios/acuerdo-de-adhesion-deespana-de-25-de-junio-de-1

[2] https://apnews.com/article/noticias-b180ecee22689d06b 7630014694f2b78

[3] https://www.eldia.es/canarias/2021/06/17/canarias-siguelampedusa-limbo-migrantes-53671814.html

[4] https://www.dailysabah.com/politics/eu-affairs/ngoslaunch-campaign-for-abolition-of-eu-

[5] https://www.swissinfo.ch/spa/crisis-migratoriamediterr%C3%A1neo_fiscal%C3%ADa-italiana-investigadisparos-de-guardia-costera-libia-a-migrantes/46757378

[6] https://apnews.com/article/8ea6dbded43d36efe61ed9ec ecbcb84b

[7] https://elpais.com/internacional/2021-06-29/las-solicitudesde-asilo-en-la-ue-se-desploman-a-niveles-de-2013.html

[8] https://www.swissinfo.ch/spa/europa-migraci%C3%B3n_ save-the-children–cientos-de-ni%C3%B1os-sufren-violenciaen-fronteras-de-europa/46712178

[9] https://www.swissinfo.ch/spa/grecia-refugiados_aidenuncia-a-grecia-por-las-sistem%C3%A1ticas-devolucionesilegales-de-migrantes/46727382

[10] https://www.europapress.es/internacional/noticiaturquia-rescata-cien-migrantes-frente-costas-maregeo-20210622153049.html

[11] https://www.nacion.com/cables/acnur-pide-a-paiseseuropeos-que-cesen-devolucion/2RPEPAQJTBA7DPREJS AGI5KAJA/story/

[12] https://www.diariolasamericas.com/mundo/ union-europea-planea-reformar-zona-cruces-libresfronteras-n4224334

[13] https://www.swissinfo.ch/spa/ue-migraci%C3%B3n_ la-ce-lanza-una-iniciativa-para-atraer-migraci%C3%B3nlaboral-cualificada-a-la-ue/46697732

La nueva Ley de Migraciones en Chile: El desperdicio de una gran oportunidad

Rodolfo Noriega es un abogado peruano que vive en Chile desde 1995. La salida de su país de origen fue determinada por una amenaza concreta a su integridad: le dieron 24 horas para abandonarlo, según nos cuenta, por los casos que acompañaba y las denuncias que había realizado sobre crímenes de lesa humanidad “particularmente, por el caso de La Cancuta 1 y de otros casos de detenidos desaparecidos que tuvieron mucha trascendencia y por los cuales hoy día Fujimori y Montesinos pagan condena allá”.

Cuando llegó a Chile, Noriega trabajó en la construcción de una “alianza de refugiados, para generar una red de solidaridad mutua entre los pueblos, particularmente para denunciar los crímenes de lesa humanidad que existían en nuestros países y luchar en contra de la impunidad”. Esta red incluía personas de Chile, Colombia y Perú, mayoritariamente, y les permitió tejer un “fuerte lazo de solidaridad con las organizaciones populares y particularmente con las organizaciones de refugiados”. Ante el vacío institucional para la atención de la migración laboral (tanto por parte del Estado chileno como por parte de los consulados), asumen un rol de defensa de los derechos de las personas migrantes y fueron, poco a poco y de la mano con las nuevas migraciones que llegaban a Chile integrando a más nacionalidades. “Los primeros 10 o 15 años, trabajamos mayoritariamente con personas peruanas. Conformamos el comité de refugiados peruanos en Chile y, posteriormente fuimos ampliando a personas de más nacionalidades hasta que finalmente, se conformó la Coordinadora Nacional de Migrantes”.

Esta organización existe desde el año 2014, a partir de una serie de acciones conjuntas realizadas por organizaciones en Santiago, Arica e Iquique. Rodolfo Noriega asumió la Secretaría General (ahora Presidencia) de la Coordinadora durante cuatro años, cuando lo relevó en el cargo el catalán Héctor Pujols. Actualmente, la coordinadora es presidida por la venezolana Vanessa González Peña.

Durante todos estos años, Noriega ha acompañado a personas migrantes en sus procesos de regularización migratoria y defensa de sus derechos. De forma voluntaria, realiza asesorías y atiende, caso por caso, a todas las personas que se acercan a la Coordinadora Nacional de Migrantes para obtener orientación sobre los diversos tipos de atropellos y vulneraciones que sufren. Esta amplia vocación por la defensa de los derechos humanos va acompañada de un ejercicio situado de la profesión: el abogado ha vivido, en carne propia, todas las dificultades a las que se enfrenta una persona refugiada. Por esto, quisimos conocer su opinión y análisis sobre la nueva Ley de Migraciones en Chile.

La nueva Ley de Migraciones: El desperdicio de una gran oportunidad

Noriega considera que la nueva ley de migraciones “viene a desperdiciar una gran oportunidad para el país, particularmente porque no introduce una modificación sustancial a los parámetros definidos en la legislación previa, que colisionan con la realidad”.

La legislación previa fue promulgada en 1975 y se estructura, según nos explica, equilibrando los parámetros de interés nacional, por un lado, y de seguridad del Estado, por el otro, “anulando el tema de los contrapesos propios de estos parámetros, que son el tema de la responsabilidad social del Estado y el tema del estatus de defensa o mínimo de garantía de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario”.

“Yo planteo esto así porque [en la nueva ley] no se introducen cambios en la correlación de estos parámetros, sino más bien se refuerzan instituciones que tienen que ver específicamente con eso.” La nueva Ley de Migraciones establece que las visas de residencia deben solicitarse en el país de origen de la persona que desea migrar a Chile. “Esto ya existía” nos cuenta Noriega, “o ya existe actualmente. Lo que se hace es consolidar este mecanismo como el único.” La excusa para implementar este mecanismo es la seguridad del Estado, pero Noriega opina que hay otro tema de fondo: “si uno ve las categorías que más o menos esboza la legislación nueva, son categorías que se potencian en el sentido de pretender generar una migración de carácter selectivo desde el país de origen”. Esta selección, además, pude ser fuertemente determinada por temas socioeconómicos “es decir, favoreciendo una migración que tenga una consideración de estatus socioeconómico alta, [esto no implica] que sean millonarios, sino que sean socialmente reconocidos: grandes deportistas, grandes empresarios (o empresarios simplemente), o personas que vengan de universidades de prestigio”. Estos migrantes, entonces, pasarían a formar una categoría superior en relación a la migración laboral, por ejemplo, Noriega no descarta que el tema racial también forme parte de los factores que alimenten la exclusión.

Por otro lado, comentamos la ineficiencia de este tipo de visados [consulares], “un mecanismo que nunca ha funcionado a cabalidad en toda la legislación precedente de Chile” y que, presumiblemente, va a generar las mismas consecuencias que ya ha demostrado tener, generando “circuitos permanentes de migración irregular, además de una migración encubierta, porque las personas van a ingresar formalmente no como residentes, no como migrantes, pero igual se van a quedar acá”.

Nuevas atribuciones a la policía: definir quién entra y quién no entra al país

Otro aspecto crítico de la Nueva Ley de Migraciones es el rol que se le otorga a la policía, que viene a adquirir un carácter de autoridad migratoria de frontera. Aún antes de adquirir estas nuevas atribuciones, ya la policía en zonas fronterizas impedía el ingreso de algunas personas “como si tuvieran la autoridad para poder discernir quién entra y quién no entra, cuando eso es una facultad exclusiva del ministerio del Interior, a lo más con el concurso de Cancillería”. Esto cambia con la nueva ley, puesto que ahora “lo van a poder hacer no de manera arbitraria, sino amparados bajo una ley”.

Para Noriega, esto va “en desmedro de la responsabilidad social del Estado y del otro parámetro que tiene que ver con los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”.

Reconocimiento condicionado de los derechos humanos

A pesar de que el Estado chileno argumente reconocer los derechos de las personas migrantes, según este abogado, este es un reconocimiento parcial, puesto que es condicionado. Los derechos de las personas migrantes están por debajo de los derechos de los nacionales y para que las personas migrantes puedan gozar de los derechos establecidos, el Estado define “restricciones o regulaciones o requisitos específicos para poder gozar de ellos, es decir, son derechos condicionados”.

Por otro lado, en términos de derecho internacional humanitario hay una gran preocupación, nos dice Noriega, puesto que, por ejemplo “la institución de refugio hoy día está en riesgo, por los mecanismos que se implementan”. No es necesario ser un experto o experta en leyes para entender esta amenaza: si una persona debe huir de su país de origen, para buscar la protección de otro Estado ¿cómo podría depender su situación migratoria de una visa otorgada en el mismo país de origen?

Además de todo esto, la nueva Ley “valida la presunción de responsabilidad y la posibilidad de mantener restricción de ingreso o prohibición de ingreso a las personas que sean políticamente contrarias [al Gobierno de turno, considerándolos] como sospechosos de agitadores o de extremistas”. Otra vez, esto viene a sostener una “política de los indeseables, que está establecida en la legislación chilena desde hace muchísimos años. La nueva legislación solamente refuerza estos mecanismos, estos parámetros de seguridad e interés del Estado en desmedro de el otro, manteniendo y desarrollando el estatus quo, que podría generar una permanente migración irregular al país”.

¿Cómo reacciona la sociedad civil ante esta nueva ley?

Noriega considera que la sociedad civil chileno “no ha dimensionado, o hay un desconocimiento muy grande de lo que implica esta ley”. Esto sucede por varias razones. En primer lugar, porque muchas de las consecuencias de esta ley comenzarán a tener efecto una vez que se desarrollen en forma de reglamentos. En segundo lugar, porque “hay muchas consideraciones que parten sobre premisas sin conocer la esencia de lo que es esta nueva legislación migratoria”. En general, la población civil considera positivo que exista una nueva ley, discurso que se ha visto potenciado por “instituciones como el Servicio Jesuita a Migrantes o como la Universidad Diego Portales, que defienden a los migrantes, pero consideran positivos [algunos aspectos de la nueva ley como] establecer un servicio nacional de migraciones”.

Efectivamente, la creación de una institución específica para atender el tema migratorio ha sido celebrado por algunas organizaciones y personas pro migrantes, pero, según Noriega esto “no tienen ningún sentido cuando el eje o el principal desarrollo de la política migratoria va a ser dado desde el exterior. ¿para qué quieres un servicio nacional si las migraciones se van a regular desde los consulados? Siendo así, esto [la creación del servicio nacional] no es per se positivo o negativo, es simplemente inútil y por tanto negativo”.

Por otro lado, considera Noriega “la sociedad civil se ha enfocado en el debate meramente legislativo, como si ese fuera el único debate. Hoy día la realidad les desborda y tienen que asumir un rol más concreto de defensa activa, en términos judiciales, frente a la situación de abierta violación de derechos fundamentales por parte del Estado [que ha establecido] esta política institucional de hostilidad hacia la población migrante. El Gobierno de Piñera, estableció la hostilidad como un mecanismo de control político a las migraciones”.

A pesar de todo esto, muchas organizaciones sociales se han aliado a la causa migrante y a la defensa de los derechos de todo por igual “este acercamiento, esa solidaridad” dice Noriega, “está creciendo entre el pueblo chileno y el pueblo migrante”.

Están todas las posibilidades dadas

A las puertas de iniciar un proceso constituyente, la esperanza de modificar la legislación chilena en beneficio de los habitantes del país abarca todas las áreas de derechos. Ante la pregunta de si existe alguna posibilidad de reversión de la Ley de Migraciones, Noriega asevera, completamente seguro, que “están todas las posibilidades dadas”.

Para esto, no descarta la vía constitucional. “Si nosotros podemos establecer en la constitución cambios sustanciales, por ejemplo, que se establezca una igualdad efectiva, o una garantía constitucional del derecho a migrar y lo que eso implica (entre otras cosas, la responsabilidad permanente del Estado de regularizar la migración y no criminalizar el trabajo –porque el trabajo migrante está criminalizado– , ni tomar medidas como la expulsión o deportación de migrantes per se sino como ultima ratio (…) [y] además, introducir el tema de que el derecho a que todo niño nacido en chile sea chileno, la ciudadanía para los migrantes, así como la pluralidad cultural como un valor en la conformación del nuevo Estado o nacionalidad chilena que está en forja, si nosotros podemos hacer eso (…) entonces la responsabilidad de cambiar esta legislación cae por su propio peso”.

Sin embargo, esta transformación no depende solamente de que estos derechos queden establecidos en la nueva constitución «sino que después» enuncia Noriega, «se aplique, se entienda, se desarrolle». Además, hay efectos de esta nueva Ley y medidas ya tomadas que se hace necesario revertir hoy mismo.

Las expulsiones siempre son ilegales

Desde que fue promulgada la nueva ley, el miedo a las expulsiones abruma a la población migrante en Chile. Por esto, “el proceso extraordinario de regularización migratoria establecida en esta ley, debe ser modificado ya, específicamente para impedir el tema de las expulsiones que son siempre ilegales”. “[Las expulsiones] colectivas son ilegales, violan tratados” afirma Noriega. Considera también que el próximo gobierno podría jugar un rol fundamental en la reversión de este tipo de políticas, pero también apuesta al rol que pueden jugar los gobiernos regionales, que tienen por ley atribuciones con respecto al tema migratorio, como, por ejemplo, la regularización de las relaciones laborales. “la informalidad laboral genera irregularidad migratoria. Y la irregularidad migratoria da pie a que se establezcan relaciones informales que afectan a todos los trabajadores en su conjunto, porque contiene sus derechos y sus remuneraciones, además de que es la base sobre la cual se sustentan los mayores abusos y violaciones a los derechos humanos de los trabajadores migrantes”.

Somos parte del pueblo de Chile

Para cerrar, Rodolfo Noriega afirma confiar en que existen “muchísimas posibilidades de revertir esta ley”. En este aspecto, considera fundamental “la alianza con las organizaciones chilenas, particularmente, con las organizaciones territoriales de trabajadores, de los barrios y barriadas, de las organizaciones estudiantiles, de los campesinos y otras más”, estas relaciones y este accionar conjunto “pueden dar pie a que se establezcan medidas y se cambie la legislación. Es una necesidad, y la tarea, una de nuestras tareas, es hacer conciencia de que esta es una necesidad no solamente para el pueblo migrante –que es parte del pueblo de Chile– sino para toda la sociedad chilena”.

_______________

1 Se refiere a la Masacre de La Cancuta (18 de julio de 1992)

Crisis migratoria en Necoclí – Colombia

Giovanni Libreros Jiménez

Filósofo e investigador de Argos

Resumen

Con perplejidad observamos cómo se agrava con el paso de las horas la situación humanitaria de miles de migrantes en Necoclí, un municipio de Colombia adyacente al Tapón del Darién que se convirtió hace tiempo en una importante ruta hacia Centroamérica. El gobierno del presidente Iván Duque niega la existencia de esta crisis mientras que instrumentaliza con fines políticos el movimiento migratorio venezolano. La intención del presente documento no es otra que aportar unas breves anotaciones a la situación migratoria de la frontera panameña con el fin de ampliar la comprensión de un fenómeno que va en aumento. Más que presentar un diagnóstico exhaustivo pretendemos formular una hipótesis explicativa que anime nuevas investigaciones orientadas a develar las relaciones sociales que convierten esta necesidad de movilidad por este peligroso corredor, en un negocio lucrativo para sectores legales e ilegales implicados en la reproducción de la violencia y el ordenamiento narcoparamilitar en este territorio.

Palabras claves

Crisis humanitaria, tráfico de migrantes, paramilitarismo, acuerdo de paz, zonas futuro         

La crisis migratoria en la frontera panameña exige una compresión dentro del contexto sociohistórico colombiano. La subregión del Urabá se ubica en la confluencia de tres departamentos (Antioquia, Córdoba, Chocó) y el Tapón del Darién. Hacia finales de los noventa esta zona geográfica experimentó una configuración del orden paraestatal autoritario del Clan Castaño que se extendió hacia el Bajo Cauca Antioqueño y el Sur de Córdoba. El fenómeno paramilitar de las Auto Defensas Unidas de Colombia (AUC) dejó una impronta social, política y cultural para muchas comunidades y pobladores cuyas actividades económicas fueron integradas por la violencia a las cadenas de valor del narcotráfico y el poder terrateniente, estos últimos grandes beneficiarios de los subsidios del Estado para financiar los agronegocios relacionados con el monocultivo de la “palma africana”.

Mapa 1 Colombia – Urabá Antioqueño

Las investigaciones sobre paramilitarismo del Centro Nacional de Memoria Histórica identifican cuatro grandes momentos constitutivos: 1) 1980-1984: aparición de grupos urbanos y reacción del narcotráfico contra la presencia guerrillera; 2) 1984-1989: avance, expansión y consolidación en el Magdalena Medio, Córdoba y Urabá y el asentamiento de Víctor Carranza en el Meta; 3) 1990-1994: estancamiento, ajustes de cuentas, purgas internas y ruptura de alianzas entre narcotraficantes y; 4) 1994-1998: expansión y proceso de coordinación alrededor de las AUC (CNMH, 2018). De lo anterior concluimos dos cuestiones; la primera es que si bien el paramilitarismo abarca todo el espectro nacional, éste exige explicaciones territoriales diferenciadas; la segunda es que pese al proceso de “desmovilización” del 2006, el poder paramilitar no solo se conservó sino que se reconfiguró transformando el poder político local. Así, este fenómeno continúa siendo una realidad vigente sin la cual no podría comprenderse fenómenos de violencia como el desplazamiento forzado interno (4,9 millones a diciembre de 2020 según IDMC).  

El acuerdo de paz de noviembre de 2016 estableció medidas para el esclarecimiento del paramilitarismo como condición para su desmantelamiento, incluyendo las redes de apoyo y las conductas criminales similares. Así mismo, priorizó los municipios más afectados por el conflicto para desarrollar los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) con el fin de adelantar la Reforma Rural Integral (RRI) y los Planes Integrales de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS). En contravía, el presidente Duque optó en 2018 por la creación de las Zonas Especiales de Intervención Integral (ZEII) o “Zonas Futuro” (hasta el momento cinco) de las cuales dos se sitúan en lugares estratégicos en la salida hacia el Pacífico (rutas del narcotráfico) así: “Pacífico Nariñense” y el “Bajo Cauca y Sur de Córdoba”. Por lo menos dos consecuencias se desprenden de estas acciones: la primera es que las “Zonas futuro” quedaron traslapadas con los municipios PDET imponiendo la lógica militar de la lucha antinarcóticos, es decir, que se territorializa el “Plan Colombia” en lugares donde se debería implementar el acuerdo de paz. Y, la segunda es que en estas zonas altamente militarizadas (con presencia de tropas norteamericanas) tanto el narcotráfico como el paramilitarismo se han visto fortalecidos durante el posconflicto, una situación que viene de la mano con el aumento de las violaciones a los derechos humanos de personas defensoras de derechos humanos, líderes sociales y comunidades (Cruz, 2020).  

Mapa 2 Ubicación de los municipios PDET y de los municipios con Zonas futuro

Fuente 2: Consejería Presidencial para los Derechos Humanos y Asuntos Internacionales. Fecha de corte 04/02/21

El municipio de Necoclí, lugar que registra la crisis por la llegada de 10.000 migrantes de diverso origen buscando la ruta hacia Centro América, puso al descubierto un fenómeno que el régimen colombiano pretende mantener oculto. Ante las denuncias del alcalde de este municipio, el Gobierno de Duque, por intermedio de Migración Colombia, optó por desautorizar al mandatario afirmando que la cifra de movilidad no superaba las 600 personas diarias. Sin embargo, el director de esta entidad reconoció que, en lo que va corrido del año, han ingresado por esa ruta “más de 25.000 extranjeros irregulares» (Infobae, 2021b). En resumen, en las playas y calles de Necoclí permanecen represados miles de migrantes en condiciones infrahumanas a la espera de continuar su viaje, una situación que está llevando a las autoridades locales a tener que declarar la “calamidad pública” (Ramírez, 2021). De esta forma, vemos como los migrantes son tratados punitivamente por parte del gobierno central al tiempo que descarga toda la responsabilidad en las autoridades locales. Además, deben asumir todo el peso de la crisis humanitaria sin disponer de los recursos y la logística para atender las necesidades de alojamiento, alimentación y sanidad (se teme por un rebrote de la Covid-19) de los migrantes entre quienes se cuenta una importante población vulnerable (niños, niñas, adolescentes, mujeres y adultos mayores).   

Mapa 3 Localización geográfica Necoclí – Colombia

Para ir más allá de la superficie de lo que está ocurriendo, debemos agregar algunos datos en clave de continuar investigando este fenómeno. Necoclí en los últimos años vive una transformación de su espacio territorial a raíz de la llegada de inversión privada en actividades como el ecoturismo lo que demanda un mayor control militar fronterizo. Un ejemplo de ello es la construcción de la Base Náutica Mixta, una obra que marca el inicio de la recuperación del megaproyecto “Malecón de las Américas” (Alcaldía de Necoclí, 2021). Aparte debemos decir que pese a que no observamos dinámicas recientes de violencia política, en el pasado este fue un municipio afectado por las masacres del paramilitarismo, una situación que generó procesos de despojo de tierras y desplazamiento masivo (Rutas del conflicto, 2021). En suma, el capítulo del paramilitarismo en el Urabá y en municipios como Necoclí no está cerrado. Recién se tuvo noticias de la intención de un antiguo miembro de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) y el ‘Clan del Golfo’ de comparecer ante la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) para aportar pruebas que comprometen al sector empresarial en la financiación del paramilitarismo en toda esta región (Infobae, 2021a).

Para concluir, consideramos indispensable continuar indagando más allá de la coyuntura sobre el posible nexo entre el paramilitarismo y las redes criminales que están traficando con los migrantes. Justamente, el cierre de ambos lados de la frontera está favoreciendo la demanda de tránsito por las rutas irregulares cuyo control ilegal deviene en un negocio rentable para los agentes gubernamentales corruptos, propietarios de negocios, fachadas legales para el lavado de activos y grupos narcoparamilitares quienes, bien sea porque coordinen o disputen el dominio militar sobre estos corredores de la movilidad humana, se benefician directa o indirectamente del costo social de que no existan garantías estatales para el respeto de la vida y los derechos humanos. Una situación similar a la que vive Necoclí se presentó anteriormente en los meses de marzo y abril cuya situación pudo conocerse gracias a las denuncias del Consejo Noruego de Refugiados (NRC), quien en su momento afirmó que:

Entre Campurganá, localidad colombiana donde comienza la travesía por la selva más cercana a la frontera, y Bajo Chiquito, la primera parada en Panamá, hay apenas 60 kilómetros, pero a los migrantes les lleva hasta cinco días atravesar esta frondosa ruta. En esos pocos kilómetros, se enfrentan a violaciones de derechos humanos, robos, amenazas, tráfico de personas y agresiones sexuales” (Revista Summa, 2021).

El campo de investigación sobre la grave situación humanitaria de los migrantes en la frontera panameña mantiene abierto sus desarrollos y seguramente en la medida en que avancemos en la documentación de esta problemática podremos establecer, con mayor claridad, las causalidades que están llevando a que esta zona se convierta con el paso del tiempo, en una de las rutas más peligrosas del mundo para miles de ciudadanos que aspiran migrar en condiciones dignas y seguras.   

Referencias

Alcaldía de Necoclí. (2021). Necoclí está cambiando. Avanza Construcción de Base Náutica Mixta. https://www.necocli-antioquia.gov.co/Paginas/default.aspx

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2018). Paramilitarismo. Balance de la contribución del CNMH al esclarecimiento histórico. CNMH. http://centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes-accesibles/balance_paramilitarismo_accesible.pdf

Cruz, R. (2020). Zonas Futuro: ¿territorios donde podrían incrementarse las violaciones de derechos humanos? Verdad Abierta, 8 de junio. https://verdadabierta.com/zonas-futuro-territorios-donde-podrian-incrementarse-las-violaciones-de-derechos-humanos/

Infobae. (2021a). Exparamilitar quiere entrar a la JEP y revelar los nombres de los financiadores de las AUC. 23 de julio. https://www.infobae.com/america/colombia/2021/07/23/exparamilitar-quiere-entrar-a-la-jep-y-revelar-los-nombres-de-los-financiadores-de-las-auc/

Infobae. (2021b). Gobierno desmiente que haya una crisis por miles de migrantes varados en Necoclí, Antioquia. https://www.infobae.com/america/colombia/2021/07/23/gobierno-desmiente-que-haya-una-crisis-por-miles-de-migrantes-varados-en-necocli-antioquia/

Internal Displacement Monitoring Centre. (2020). Informe mundial sobre desplazamiento interno 2020. https://www.internal-displacement.org/countries/colombia

Ramírez, J. (2021). Declararán la calamidad pública en Necoclí ante crisis de migrantes. La FM, 27 de julio. https://www.lafm.com.co/colombia/declararan-la-calamidad-publica-en-necocli-ante-crisis-de-migrantes

Revista Summa. (2021). Unos 10.000 migrantes están varados en la frontera colombiana en ruta a Centroamérica. 26 de abril. https://revistasumma.com/unos-10-000-migrantes-estan-varados-en-la-frontera-colombiana-en-ruta-a-centroamerica/

Rutas del conflicto. (2021). Masacre de Necoclí. https://rutasdelconflicto.com/masacres/necocli

Darién: la zona migratoria más crítica y olvidada de Latinoamérica

Llama la atención la invisibilización de fenómenos migratorios que por sus dimensiones e impacto deberían ocupar lugares preponderantes, no sólo en la opinión pública sino también de las agendas de los Estados y organismos internacionales.

Un claro ejemplo de esto es la dramática situación que se vive en la denominada “Frontera olvidada” entre Panamá y Colombia, una línea sinuosa de 266 kilómetros de longitud, ubicada en una zona salvaje e inhóspita, que deja a merced de los peligros de la selva, el crimen organizado y los cárteles de la droga a miles de migrantes que intentan cruzar ese peligroso sector en su travesía hacia Estados Unidos.

Se trata del llamado Tapón de Darién, zona casi inaccesible por su altísima densidad selvática que interrumpe la extensa carretera panamericana y separa Centroamérica de la región sur del continente americano. Por sus peligros, misterios e historias, es considerado un lugar emblemático de la ruta de migrantes de todo el mundo, en su mayoría haitianos,  africanos y cubanos, en su desesperada búsqueda por alcanzar el “sueño americano”.

Se conoce como “el Tapón”, pues al tratarse de un bloque selvático de 5.750 kilómetros cuadrados, ubicado entre la provincia panameña que le da su nombre y el Departamento del Chocó al norte de Colombia, sólo puede cruzarse por vía aérea o acuática y sirve de barrera natural entre ambas naciones. Además, el sector es calificado mundialmente como “la selva más peligrosa del mundo”.

La zona es tan agreste que sólo pudo ser recorrida en su totalidad por vía terrestre, entre 1959 y 1960, en una expedición conformada por el británico Richard Bevir y el australiano Terrence Whitfield, a bordo de una camioneta rústica de fabricación europea. Sin embargo, el vehículo sólo pudo hacer parte del trayecto, pues tuvieron que valerse de puentes improvisados y traslados en lanchas, para completar la travesía que tomó casi cinco meses y que concluyó el 13 de mayo de 1960. Bevir y Whitfield lograron lo que resultó imposible para los primeros exploradores españoles que arribaron a la zona en 1510, precisamente por lo denso de su vegetación y lo peligroso de su fauna, amenazas que aún hoy se ciernen sobre los centenares de migrantes que cruzan diariamente El Tapón para seguir hacia Estados Unidos.

En los últimos años, ha comenzado a hablarse un poco más del Tapón del Darién, no sólo por sus múltiples peligros, que van, como se ha advertido, desde feroces animales selváticos, plagas altamente violentas, el carácter infranqueable de su topografía, hasta sus riesgos por ser zona de narcotráfico y crimen organizado, sino también por los altos índices de movilidad humana que allí se registran en medio de la pandemia mundial y por el número de infantes que emprenden la peligrosa travesía, muchas veces sin acompañamiento, entre aguas sinuosas, zonas pantanosas y bosque selvático, en un recorrido que hoy en día puede realizarse en un período de siete a diez días. Parece poco, pero según los testimonios es una experiencia traumática.

De hecho, en el último informe sobre Migración extraregional en sudamérica y mesoamérica: Perfiles, experiencias y necesidades, publicado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en abril de 2020, el órgano recomienda mejorar la atención psicosocial posterior al cruce de la frontera selvática, pues “la población migrante, luego de cruzar el Tapón del Darién, presentó condiciones de vulnerabilidad, deterioro y afectación psicológica, además de la pérdida de sus recursos económicos para el viaje”.

En el mismo informe se señala que ese accidentado punto entre la frontera de Colombia y Panamá́, fue identificado por los migrantes como el lugar más riesgoso de su viaje debido a las condiciones geográficas y climáticas, así como por la presencia de redes de crimen organizado. “Asimismo, se observa un aumento preocupante en la cantidad de menores de 18 años en este paso”, reza el texto.

Según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en 2019, cerca de 24.000 migrantes de más de 50 nacionalidades, de países tan distantes como India, Somalia, Camerún, Congo y Bangladesh, cruzaron a pie el Tapón del Darién. De estos, el 16% eran niños y niñas en su mayoría menores de seis años.

Para Unicef, el factor más preocupante fue identificar que el número de niños y niñas migrando a través de esta ruta se multiplicó por siete en un año, pasando de 522 niños y niñas en 2018 a 3.956 en 2019. También se reportaron 411 mujeres en estado de gestación y 65 niños no acompañados. De enero a marzo de 2020 el Servicio Nacional de Migración de Panamá registró el ingreso 4.465 personas de los cuales 1.107 eran menores de 18 años.

“Resulta significativo el número de niños y niñas de nacionalidades chilena (411) y brasileña (192). El cierre de fronteras en Centroamérica por efecto del COVID-19 dejó a 2.522 personas extracontinentales en tránsito migratorio por Panamá confinados en las Estaciones de Recepción Migratoria (ERM), de estos el 27% son niños, niñas y adolescentes incluidos cuatro adolescentes no acompañados”, señala un reporte de la Oficina de Unicef en Panamá, publicado en abril de 2020.

Pero el drama de los migrantes y de los menores de edad que los acompañan no termina al cruzar la jungla y sortear sus peligros. No es casualidad que Unicef utilice el término “confinamiento” para identificar el estado de los más de 2.500 migrantes que ocupan las instalaciones de las ERM panameñas. En dichas dependencias del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), específicamente en Puerto Peñita, los migrantes son retenidos mientras las autoridades migratorias coordinan con sus homólogos de Costa Rica la reanudación de su tránsito por ambos países. En ese punto de control, participan en entrevistas, toma de huellas digitales y otros registros biométricos, lo cual tomar hasta una semana, aunque algunas personas reportan que han estado un mes en espera y sin posibilidad de salir a la vista, debido a la gran cantidad de solicitudes y a que autoridades panameñas y costarricenses acordaron una cantidad limitada de autorizaciones diarias, según los informes recibidos por la OIM.

La tarea también se dificulta por las barreras impuestas por el lenguaje. Según datos oficiales del Servicio Nacional de Migración de Panamá, el 57% la población migrante en tránsito es de origen haitiano, muchos de ellos huyendo de la situación económica y política de su país. El resto (43%) proviene de África (22%) y Asia (17%), siendo el 4% restante de América del Sur, lo cual dificulta la atención de los movilizados.

La OIM reporta en el informe ya citado que “la falta de información sobre la procedencia de los migrantes y la barrera del lenguaje fueron obstáculos para la asistencia personalizada de los grupos por parte de las autoridades. Además, señalaron que en los centros se conglomeraban a personas de contextos culturales y educativos muy distintos, y que eso les generó en algunos casos, conflictos entre las personas migrantes, pues muchas de ellas preferían agruparse con personas de su misma nacionalidad”.

Es tan variada la procedencia que según un reporte del diario español El País, “en Bajo Chiquito, la comunidad indígena emberá que supone el primer contacto con algo parecido a la civilización tras días de caminata por la selva, el puesto del Senafront tiene una pizarra donde apunta las diferentes nacionalidades que van apareciendo: Congo, Bangladés, India, Camerún, Nepal, Angola, Pakistán, Burkina Faso, Sri Lanka, Eritrea, Guinea, Ghana, Sierra Leona…”. Estos ciudadanos, así como los haitianos, utilizan países como Ecuador para ingresar al continente americano para luego emprender su viaje a Estados Unidos o Canadá.

Crimen y muerte en la selva

A los peligros de la selva y debido al intenso tránsito de migrantes de todo el mundo que se registra en la zona, como se ha señalado, se une el riesgo provocado por el crimen organizado que opera en la región del Tapón de Darién.

Según la OIM, además de vulnerabilidad reportada, debido a las dificultades lingüísticas, de acceso a información y a servicios médicos, se detecta entre los migrantes casos de pérdida de dinero, documentos de identidad y de viaje, a causa de los hurtos que sufren durante su travesía por la selva. “La pérdida de estos documentos implicó dificultades para acceder a los servicios financieros, pues suele ser un requisito para recibir dinero. Según las personas entrevistadas, esto las obligó a tomar medidas diversas para acceder al dinero enviado por sus familiares o amigos, como solicitar que particulares realizaran la transacción, y esto aumentó su riesgo a sufrir estafas”, indica el informe de la OIM.

A esto se suman los peligros de la violencia criminal de delincuentes que se dedican al tráfico de personas, como abusos sexuales contra las mujeres migrantes y la desaparición de movilizados, estadísticas difíciles de calcular pues existen datos de la llegada de personas extranjeras a Panamá pero no del número que ingresa a la selva para emprender el cruce de la frontera.

Asimismo, la criminalidad en la región del Darién ha aumentado en la última década de manos de los cárteles de la droga, los cuales comenzaron a utilizar esta escabrosa ruta debido a la intensificación de la vigilancia en otros corredores anteriormente utilizados y como remanente de las mafias colombianas que se han concentrado en otras formas de transporte.

“Aquí vienen los narcotraficantes. Ellos le ofrecen considerables sumas de dinero a nuestros jóvenes para trabajar”, señaló en 2014 a la BBC Trino Quintana, jefe de la etnia Emberá, que habita un área ubicada en la región de Yaviza y la parte norte del Tapón del Darién, un territorio indígena semiautónomo.

Abandono de las autoridades y la solidaridad

Con el título “Darién: cruce fronterizo que sigue causando la muerte de migrantes”, en junio de 2021, el diario La Estrella de Panamá reportó las últimas muertes de migrantes registradas entre abril y mayo de este año, debido a las peligrosas condiciones de la selva.

El 30 de mayo de 2021, en las orillas del río Marraganti, en la comarca emberá Wounaan (Panamá), fueron encontradas por el Senafront tres víctimas. En abril, otros cuatros cadáveres fueron localizados en el río Turquesa, entre las comarcas Wargandi y Wounann, en la región selvática de Darién. Todas las víctimas, según las autoridades, perecieron por inmersión. Sin embargo, tampoco es posible calcular, como se ha mencionado, las desapariciones por violencia criminal y por enfermedades causadas por la precariedad del clima de la región.

Según la OIM, el 20% de los entrevistados del lado panameño reportó haber sufrido hambre y sed durante la travesía y el 77% señaló́ que sus hijos e hijas padecieron de alguna afección de salud durante el trayecto, principalmente infecciones gastrointestinales, erupciones cutáneas y fiebre.

En definitiva, la múltiples fallas registradas en la atención de los migrantes extraterritoriales en la frontera colombo-panameña, unido a los altísimos riesgos de la selva del Darién y las amenazas del crimen organizado, hacen de este grupo de movilizados un sector altamente vulnerable, el cual sigue experimentando un peligroso silencio mediático o, al menos, un tímido tratamiento noticioso, para favorecer otros temas que resultan beneficiosos para imponer políticas migratorias más radicales o para la frenética búsqueda de financiamiento en otras áreas de la gestión migratoria como la securitización y vigilancia fronteriza.

“Y nadie los está ayudando. Les cobran sobreprecios, los maltratan, duermen en las calles y van de la mano de coyotes vinculados a grupos armados. Sin embargo, acá no se ve rastro de organizaciones humanitarias ni del Estado”, concluye un reportaje de BBC Mundo sobre los migrantes que intentan cruzar la “selva más peligrosa del mundo”: El Tapón del Darién.

Criminalización de la solidaridad: otra amenaza para los migrantes

Es difícil calcular cuántas organizaciones no gubernamentales de asistencia a los migrantes existen en el mundo. Según la Coalición Internacional contra la Detención (IDC por sus siglas en inglés), sólo en su red global se encuentran asociadas y trabajando unas 400 instituciones independientes, académicas, religiosas, profesionales y personales, las cuales operan en más de 100 países. Lo cierto es que, a nivel planetario, son muchísimas más y su trabajo es reconocido por sus evidentes aportes a la investigación, el seguimiento, la asistencia directa, la asesoría legal, el acompañamiento en los procesos de adaptación, la capacitación y, particularmente, el rescate ante situaciones peligrosas de cientos de miles de migrantes. Sin embargo, estas ONG son peligrosamente señaladas, perseguidas, acosadas, en fin, criminalizadas, sobre todo en aquellos países donde la migración es calificada como una amenaza a su soberanía y seguridad.

La criminalización ante el fenómeno de la movilidad humana no es nada nuevo. Desde siempre se ha utilizado la figura de los migrantes para justificar políticas más duras y radicales, pero últimamente el ataque se ha dirigido también contra las organizaciones que los asisten. Este hecho, como ya se ha advertido, durante los últimos años acontece en los principales países receptores de migración y donde precisamente se registra una cantidad nada despreciable de denuncias en contra de las operaciones que cientos de ONG llevan a cabo con el único objetivo de garantizar los derechos fundamentales de los migrantes.

La situación se hace más evidente en Europa y Estados Unidos. En la primera región por la altísima y permanente movilidad que se registra desde el norte de África a través del mar Mediterráneo, fundamentalmente, hacia Italia, España y Grecia. Y en los EEUU, por supuesto, en su frontera sur con México. En esas dos áreas también se concentran la mayor cantidad de violaciones a los derechos humanos en materia de migración y donde se calcula el mayor índice de muertes. Entre los años 2014 y 2019, de las 33.400 desapariciones de migrantes en todo el mundo, 18.500 se suscitaron en el mar Mediterráneo, lo que representó más del 55% del total, según datos de la Organización Mundial de Migraciones (OIM) reportados por el Portal de Datos Mundiales sobre la Migración en un informe de mayo de 2021. El mismo reporte indica que de las 3.400 muertes registradas en el continente americano en el mismo período, el 60% ocurrieron en la frontera entre EEUU y México.

¿Qué es la criminalización? Caso Europa

La criminalización es un proceso complejo mediante el cual se busca construir en la imaginario colectivo una representación errónea o distorsionada de lo que antes era lícito, justo y necesario, para convertirlo en algo ilícito, rechazado socialmente y penalizado jurídicamente.

Para la ONG Protection Internacional, la criminalización busca obstaculizar la labor de las personas que luchan por la defensa de los derechos humanos y es un proceso que se da en dos etapas.

La primera fase se apoya en la formulación de leyes y marcos normativos orientados a restringir la acción de las organizaciones, tanto de ONG como grupos de solidaridad. La segunda etapa integra la participación de diversos actores, tanto públicos como privados, a través de diversos canales y soportes, principalmente medios de comunicación y, más recientemente, redes sociales.

La estrategia más utilizada es comparar o relacionar la labor de las ONG y de los grupos de solidaridad con las actividades del crimen organizado que opera alrededor de la actividad migratoria, como la trata y el tráfico de personas.

Para la red de ayuda humanitaria católica Caritas Europa, no sólo se trata de acciones judiciales contra las ONG sino también y fundamentalmente alentar su desprestigio para justificar ante la opinión pública -tanto de los países receptores como a nivel regional y global- acciones radicales, políticas más estrictas y el endurecimiento de medidas jurídicas contra los migrantes.

“Se ha normalizado una tendencia a poner obstáculos, demonizar, estigmatizar y criminalizar la asistencia humanitaria a los migrantes en toda Europa, creando un efecto escalofriante que resulta en desalentar la solidaridad. Nos referimos ampliamente a este fenómeno como la «criminalización» de la solidaridad, ya que se extiende más allá de las meras acciones judiciales”, indica una misiva publicada por la organización en junio de 2019.

A juicio de Caritas Europa, se ha fomentado “una narrativa tóxica” sobre la migración para afectar directamente la solidaridad internacional y el trabajo de cientos de ONG de la región, en momentos que se hace más imperativa su labor dada la escasez de vías legales para ingresar a países europeos, el aumento de la seguridad fronteriza y el incremento de travesías marítimas cada vez más peligrosas, factores que han impulsado el tráfico ilegal de seres humanos y la urgencia de medidas de protección ante acciones estatales que atentan los derechos de las personas migrantes, las fallas en el funcionamiento del sistema de asilo y la evidente falta de solidaridad entre los Estados de la Unión Europea (UE).

De hecho, entre 2015 y 2018, el número de casos judiciales contra ONG y personas particulares criminalizadas por actividades humanitarias en Europa se multiplicó por diez (de 10 a 104 casos), según un informe de junio de 2019 preparado por la Plataforma de Redes de Investigación Social sobre Migración y Asilo (ReSOMA), publicado en el portal de la Fundación Cepaim (Consorcio de Entidades para la Acción Integral con Migrantes). En el mismo se señala que el principal objetivo de estas acciones es restringir la acción de voluntarios, activistas, ONG, personal de barcos de rescate, familiares, periodistas, alcaldes y religiosos que trabajan en la asistencia directa de migrantes en situación de peligro.

Para Cepaim, la fiscalización de la solidaridad como producto de su criminalización, “deriva en sospecha, intimidación, acoso y vigilancia”, con nefastas consecuencias para el Estado de Derecho, la responsabilidad democrática, la cohesión social, la libertad de asociación y los derechos fundamentales en general, además de distraer al público de los problemas reales derivados de las políticas erráticas de asilo y migración de la UE.

El crimen de salvar vidas

El otro frente de criminalización de los grupos de solidaridad y asistencia a los migrantes en Europa, especialmente en la región del Mediterráneo central y especialmente contra las ONG de rescate y salvamento, es el supuesto fomento de dichas organizaciones a la migración masiva hacia Europa por su presunta y no comprobada vinculación con los grupos criminales que giran alrededor del negocio de trata y tráfico de personas.

2019 fue un año particularmente significativo en lo que respecta a la criminalización de los grupos de solidaridad que asisten a los cientos de migrantes que diariamente arriesgan su vida cruzando el Mediterráneo en condiciones de peligrosidad. A mediados de ese año, autoridades italianas arrestaron a la capitana de la embarcación de rescate alemán Sea Watch 3, Carola Rackete, lo cual tuvo una repercusión tremenda en los medios de comunicación europeos, pues hizo evidente no sólo la postura italiana sobre la solidaridad internacional a los migrantes, sino también la dirección que entonces estaba tomando Europa en general sobre el tema.

Matteo Salvini, entonces ministro del Interior del gobierno italiano y líder de la ultraderecha de su país, meses antes de la detención de Rackete, prohibió a los barcos de salvamento marítimo atracar en los puertos italianos, por lo que la acción contra el Sea Watch 3 fue tan sólo una acción más de su dura gestión contra la migración y las ONG que rescatan a movilizados en situación de peligro.

Salvini calificó las tareas de Rackete como “un acto criminal y un acto de guerra” para justificar su detención. En una nota del diario El País de España se reconoció la dureza del funcionario y las reacciones de voceros gubernamentales de otros países de la UE.

“Las palabras y formas de Salvini ruborizan a media Europa. El mismo presidente alemán Frank-Walter Steinmeier declaró que cualquiera que salve vidas humanas no puede ser considerado criminal. Y Francia denunció la «estrategia de histeria» del ministro Salvini”, indica el reporte. No obstante, en el texto también se reconoce el doble rasero de países europeos sobre el tema, al señalar como un delito la acción de las ONG.

“Más allá de las palabras de unos y otros, en la práctica hace tiempo que la Unión Europea y sus Estados miembros reman en la misma dirección. En su lucha contra los traficantes, el espacio para la solidaridad se ha visto progresivamente reducido, si no criminalizado. A nivel legislativo, según la Directiva 2002/90/CE, el delito de tráfico consiste en «asistir a inmigrantes irregulares a entrar o permanecer en el territorio de un Estado miembro»”. Es decir, equiparan abiertamente la acción de las ONG de “asistir a los migrantes” con el proceder de organizaciones criminales con fines distintos al rescate o defensa de su derecho a la vida.

Sin embargo, datos concretos desmienten, tanto el presunto impulso de las ONG a la migración ilegal y su vinculación al número de muertes, como su relación directa o indirecta con el crimen organizado.

Según un informe del diario español El Mundo, basado en datos de la Organización Mundial de Migraciones (OIM), en 2019 las mafias de tráfico de personas “lanzaron al mar embarcaciones llenas de inmigrantes desde las playas libias independientemente de que hubiera barcos de ONG”.

“Desde el 1º de enero al 20 de agosto, según datos de la OIM, 7.531 inmigrantes se embarcaron de las playas libias sin embarcaciones de ONG en el mar, mientras que tan sólo 1.961 personas salieron de esas mismas playas cuando había al menos uno de estos barcos en aguas internacionales frente a esas mismas costas de Libia. Es decir, que la gran mayoría de inmigrantes a fueron embarcados por las mafias cuando no había ningún «taxi» en el mar, según la terminología de Salvini. Estas pateras fueron devueltas a tierra por la guardia costera libia o se hundieron o, las menos, llegaron a Lampedusa o Malta por sus propios medios”, indica la nota.

Es decir, la presencia de las ONG de rescate y salvamento no sólo reduce el número de muertes de migrantes sino también el tráfico ilegal de personas desde las costas de África hacia Europa.

Aún queda muchas metas por alcanzar para detener la criminalización de la solidaridad con los migrantes. Por ahora, las ONG y los grupos de rescate del Mediterráneo respiran con cierto alivio luego del anuncio, en abril de 2021, del inicio de un juicio penal por cargos de secuestro e incumplimiento del deber contra el ultraderechista y ex ministro italiano Matteo Salvini, por otra de sus acciones anti-migración más sonadas de 2019: la retención de un barco de la organización española Open Arms cargado de migrantes, al cual se le impidió que atracara en un puerto de Italia, por lo que debieron permanecer en el mar durante varios días.

Repatriación masiva de migrantes venezolanos desde Trinidad vía Plan Vuelta a la Patria

El domingo 18 de julio tuvo lugar el viaje de repatriados venezolanos más numeroso desde que comenzó el programa Plan Vuelta a la Patria del Gobierno venezolano. Un total de 700 personas que por diversas razones se habían desplazado hacia las islas vecinas Trinidad y Tobago decidieron regresar voluntariamente, en un viaje habilitado a tal efecto en la embarcación «Paraguaná».

Fue además el primer viaje del programa que se realiza por mar desde que comenzó «Vuelta a la Patria», programa de retorno de personas venezolanas a su país iniciado el 27 de agosto de 2018, ya que el resto de los viajes de este tipo se había realizado por vías aérea y terrestre. Hasta la fecha se han realizado 149 vuelos.

El grupo de 700 venezolanos, inscritos y registrados por propia voluntad para regresar, representa el 5,3 por ciento del total de venezolanos que todavía viven en Trinidad y Tobago. Antes de este acto de repatriación por vía marítima, se había producido un vuelo de Vuelta a la Patria desde Trinidad, en el que viajaron 96 personas de nacionalidad venezolana.

El proceso de registro de las personas continúa, de modo que en los próximos meses aumentará el conglomerado de ciudadanos venezolanos dispuestos a regresar a hacer vida en su país de origen. El número de venezolanos en Trinidad es de aproximadamente 11.800.

Cada vez será más sencillo regresar

Ricardo Sánchez, Ministro Consejero y responsable de la sección consular de Venezuela en Trinidad y Tobago, formó parte de la comitiva oficial que organizó el voluminoso viaje, en el que se contaban familias enteras, individuos solos y personas en diversa situación socioeconómica.

Consultado sobre el proceso a seguir por parte de los ciudadanos que deseen regresar, reveló que se trata de un procedimiento de gran sencillez y transparencia: «Las personas interesadas manifiestan su deseo de regresar a través de un correo electrónico o de los teléfonos habilitados a ese efecto. Posteriormente son convocadas a la sede de nuestra embajada para que llenen unas formas, se le abre a cada una su expediente y así comienza el período de espera, hasta que tengamos la fecha del próximo viaje».

También comentó que, en vista de que Trinidad ha anunciado la apertura de sus fronteras, es probable que los interesados tengan a su disposición opciones rápidas, sencillas y poco costosas para el regreso, pues es previsible la eventual normalización de los vuelos y la actividad naviera entre los países.

La situación de pandemia había fomentado la acción de las redes de tráfico de personas, y esto sería también más controlable en un escenario de normalización.

Funcionarios de la Oficina de Relaciones Consulares del Ministerio para Relaciones Exteriores de Venezuela, revelaron que, con este contingente de 700 personas repatriadas, Vuelta a la Patria suma ya más de 26.000 traídas a su patria en casi tres años de funcionamiento (hasta el 2 de julio, fecha del último vuelo, se habían reintegrado al suelo patrio 25.705 personas).

De los venezolanos que formaron parte de este grupo de 700, más de la mitad son habitantes de estados orientales.

En la acción de repatriación participó el Instituto Nacional de Espacios Acuáticos.

Miradas en desplazamiento: artistas latinoamericanos analizan fenómeno migratorio desde la perspectiva pictórica

En un anecdótico conversatorio que tuvo lugar este 15 de julio, un grupo de artistas latinoamericanos analizó, desde cada una de sus perspectivas y experiencias en países de alto flujo migratorio, el fenómeno del desplazamiento humano y las desigualdades existentes en torno a su gestión, principalmente en el continente americano.

“Arte y migración: miradas en desplazamiento” fue el título del encuentro artístico, organizado por ARGOS – Observatorio Internacional de Migraciones y Derechos Humanos, en el que interactuaron Ilka Oliva Corado (Guatemala), Wiki Pirela (Venezuela), Honorio Robledo (México), Gilberto Arriaza (El Salvador), Chema Skandal (México) y Sofía Saavedra (Venezuela).

El racismo y las escasas posibilidades de progreso han constituido los principales obstáculos de varios de ellos en los países de acogida, motivo por el cual, consideran, “la resistencia es vital”.

“Migramos buscando salir de un lugar limitado y muchas veces llegamos a otro lugar, quizás, más limitado todavía”, reflexionó el artista mexicano Honorio Robledo.

En su experiencia migratoria, confiesa haber sido “ilegal en un montón” de lugares y países. “Me llevó a la reflexión muy interesante de que, como dicen los cantores, todas las tierras son benditas”, agregó.

Con sus habilidades, ejerció labores en una tienda de restauración de objetos de arte en Estados Unidos, donde labró obras de Dalí, Picasso; y marfiles chinos de miles de años.

“Pero mi salario apenas alcanzaba para pagar un cuartito, en un barrio peligroso, para comer, pagar la vida cotidiana y absolutamente nada más”, lamentó.

Sin embargo, destacó que la realidad  de la migración lo llevó a reflexionar y apuntalar su identidad.

“Fue una experiencia muy valiosa. Me di cuenta que tengo adentro una fuerza cultural muy importante. Saber que lo que tenemos como herencia cultural y llevamos en una mochila, en el alma, cuando migramos también se puede impulsar en nuestros lugares”, acotó.

El indocumentado tiene la obligación de resistir

Para la guatemalteca Ilka Oliva Corado, la poesía fue un desahogo a la depresión por el hecho de estar indocumentada.

“El indocumentado no tiene lugar, no tiene una identidad, un papel que le diga: eres persona; no es visto como ser humano, es un objeto de explotación las 24 horas del día. El indocumentado tiene la obligación de resistir, es su obligación moral con los suyos, con las generaciones que vienen, tu legado es resistir”, relató.

Gilberto Arriaza, artista plástico guatemalteco, alude en el dibujo a “esas esperanzas que tienen todas esas personas para abordar ese tren”, arriesgar sus vidas y poder llegar finalmente a la frontera.

Es por ello que planteó en el conversatorio atender y sensibilizarse con la realidad del entorno y la realidad mundial que está en constante movimiento.

Bitácora visual

Wiki Pirela, migrante venezolana en Chile, reveló que el concepto de la “migración fantástica” que concebía cambió con su llegada a la nación austral.  

“Tenía un concepto de migración fantástica, como de esas películas ‘gringas’ en que uno viaja y te va hermoso, y en Chile me di cuenta que la realidad no es esa. Aquí empiezo a cuestionar lo que es llegar a otro lugar. Armé una bitácora visual con todas estas reflexiones, cuestionando también el proceso de regularización de documentos que es tan complicado cuando llegas a otro lugar”, narró.

En la pintura, Sofía Saavedra identificó el lugar desde donde podía plantear su pensamiento rebelde. “En ese crear posibilidades de reflexión y experimentar, sale el tema de las identidades nómadas”, comentó la artista venezolana.

El mexicano Chema Skandal, residente en Estados Unidos, compartió su experiencia migratoria y la influencia en su arte, recordando que en sus inicios experimentó con formas de expresión de denuncia y protesta.

“Resistir es vencer, si peleas puedes perder, pero si no peleas estás perdido, viéndolo no como una pelea de confrontación, sino como sostener los principios y mantener la esperanza que tenemos como humanos, no solamente como migrantes (…) Es la condición humana y los miedos que compartimos”, complementó.

El conversatorio “Arte y migración: miradas en desplazamiento” estuvo moderado por Taroa Zúñiga, migrante venezolana en Chile.

El arte retrata la migración: conversatorio virtual con artistas de América Latina

“Arte y migración: miradas en desplazamiento” es el título de la próxima cita de ARGOS – Observatorio Internacional de Migraciones y Derechos Humanos, un conversatorio en el que este jueves, 15 de julio, artistas visuales de distintos países del continente americano compartirán su visión de la migración desde la práctica artística.

La actividad se plantea analizar los cruces entre la experiencia migratoria propia y la evocación pictórica como forma de sensibilización y acción ante el desplazamiento humano y las desigualdades en torno a su gestión.

En el conversatorio interactuarán las artistas Ilka Oliva Corado (Guatemala), Wiki Pirela (Venezuela), Honorio Robledo (México), Gilberto Arriaza (El Salvador), Chema Skandal (México) y Sofía Saavedra (Venezuela), con la moderación de Taroa Zúñiga (Chile).

La diversidad de propuestas estéticas de los artistas participantes, que van desde el óleo sobre lienzo a la intervención del espacio público y la instalación, componen un mosaico de reflexiones sobre la migración desde la mirada de artistas que han vivido el desplazamiento humano y lo logran tornar interpelación y relato sensible a través de sus obras.

El Observatorio de Migraciones y Derechos Humanos – ARGOS, ha planteado desde sus inicios  abarcar las expresiones estéticas de migrantes o en torno a la migración como forma potente y veraz de   reflexionar sobre un tema tan acuciante y urgente. En su lanzamiento, ARGOS convocó  a poetas de América Latina, Europa y África en el foro “Movilidad Humana: voces, miradas y acciones”.

En esta oportunidad, serán artistas visuales quienes hablarán de su quehacer estético e intelectual en relación a su propia experiencia como migrantes o en países de gran flujo migratorio.

El conversatorio será transmitido en vivo a través del canal YouTube (Argos Observatorio Internacional) y Facebook live (@ArgosOb), a las 16:00  (Centroamérica), 17:00 (México, Ecuador, Perú, Colombia), 18:00 (Venezuela, Chile, Bolivia, New York) y 19:00 (Argentina, Brasil).